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jueves, 25 de agosto de 2011

Que me espere sentada para que no le salgan varices

Hace mucho tiempo no escribía aquí, no sé porqué, y tampoco me voy a poner a comerme el coco pensando en eso, estoy en fase de "importaculismo", así que paso de todo...

Tengo un problema de sobrepeso y gracias a la sanidad pública me derivaron a varios especialistas para tratar de averiguar la razón de mi repentino aumento de masa corporal al llegar aquí. Estoy sana, así que no quedaba de otra que remitirme primero a una psiquiatra que me medicó sin mediar palabra, según ella para controlarme la ansiedad que me impulsaba a comer en forma desmesurada,  y después a una psicóloga para que me tratara el problema de fondo.

Ayer después de varias sesiones de terapia la psicóloga vio la luz y su diagnostico fue el siguiente: "Cuando estés dispuesta a abandonar la comodidad de tu casa y enfrentar la posible frustración que puede suponer encontrar un trabajo que no te agrade aquí me encontrarás para acompañarte en el proceso. No cierro tu historia clínica, no te doy de alta, simplemente me llamas cuando estés dispuesta a hacer un cambio en tu vida". Muy amablemente y con mi mejor sonrisa le contesté que sí, que claro!!! Que muy pronto la llamaría porque ya sentía el cambio en mi interior...

Jamás volveré a verla, no sólo porque no pienso buscar trabajo, sino porque como están las cosas, estoy segura que de hacerlo tampoco encontraría. De pensar en que mi formación profesional es de abogada y a lo máximo a que pudiera a aspirar a trabajar aquí antes de convalidar mi título con mucha suerte es a vendedora en una tienda o señora de limpieza ganando 800 euros al mes, se me ponen los vellos de punta... Para eso mejor sigo tirando mis cartas tranquilamente en mi casa o a domicilio, leyendo el Tarot a mis clientes por teléfono y atendiendo a mi marido en los menesteres conyugales a los que haya lugar...