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lunes, 30 de abril de 2012

Al menos nunca nos han secuestrado y tenemos salud...

Eso lo dirás tú, porque lo que es a mí ya no me caben los frascos de pastillas en el cajón!!! Me contesta ella partiéndose de risa...

Y así seguimos hablando horas y horas sobre lo que nos angustia, los mutuos problemas, que comparados con personas que han tenido que sufrir el horror de un secuestro, o padecer una larga o dolorosa enfermedad, no son nada, pero que para nosotras, por pequeños o triviales que sean, son un mundo.

Lo bueno es que nos tenemos la una a la otra y podemos darnos ánimos mutuamente, consolarnos, reírnos juntas, contarnos hasta las intimidades más inconfesables; y cuando estoy con ella, tengo la maravillosa oportunidad de poder ser como realmente soy...

A veces quisiera poder "rescatarla" y que NADIE le hiciera daño nunca más, que si alguna vez vuelve a llorar, sea de alegría. Y que ella a su vez, pudiera "rescatarme" a mí. De mis ensoñaciones vanas, de mis bobadas que a veces me amargan, de mis cambios de humor, de todo lo que no me gusta de mí.

Pero como te he dicho muchas veces, por ahora, conformémonos pensando en que estamos bien y que al menos nunca nos han secuestrado y tenemos salud jajajajajajajaja

martes, 24 de abril de 2012

Soltó sus alas...

Sucedió poco a poco, casi imperceptiblemente; por eso no se dio cuenta al principio y de hecho le tomó mucho tiempo percatarse de su estado actual.

Sólo hasta que leyó aquellas líneas azules comprobó que ella antes era así, pero ya no.
Antes miraba a través del cristal de la ventana y viajaba, se imaginaba visitando lugares distantes y maravillosos, con él por supuesto, ahora sólo ve las manchas y piensa si lo limpiará hoy o mañana.

Recordó sin emoción cuando las mariposas revoloteaban en su estómago esperando algunas líneas suyas, ahora le da igual si él destina aunque sea un segundo para pensar en ella.
Antes compartía alborozada su día a día con él, ahora se conforma con acomodarse bajo su brazo en silencio, le basta con saber que está junto a ella.

Ella soñaba, volaba con su imaginación, ahora ya puso el polo a tierra...

sábado, 14 de abril de 2012

Mi Murasaki

Como las rosas carecen del gen que produce la definidina, el pigmento primario que produce el auténtico color azul en las plantas, las rosas azules se creaban tradicionalmente tiñendo rosas blancas.

La multinacional japonesa de bebidas Suntory presentó el 20 de octubre de 2009 en Tokio la que aseguran es la primera rosa azul del mundo, cuyo color se asemeja más al violeta, aunque según sus creadores la flor adoptará tonos azulados pasados siete días.
Veinte años después de que surgiera la idea de diseñar una rosa de color azul, un desafío botánico mundial, Suntory presentó su logro ante la atenta mirada de decenas de fotógrafos que trataban de captar con su objetivo las hojas aún moradas de la flor.

La empresa nipona Suntory, en colaboración con la australiana Calgene Pacific, lleva dos décadas intentando conseguir una flor azul, un objetivo perseguido por botánicos de todo el mundo y que hasta el momento se les había resistido. A pesar de la tonalidad violácea de la flor, el cien por cien de los pigmentos de sus pétalos es azul, motivo por el que, según la compañía, se puede calificar ésta como la primera rosa azul del mundo.

Estaba locuaz y risueño, muy buena señal para tirarle de la lengua pero respiré profundo y lo dejé hablar a su ritmo. No le pedí detalles, aunque me tuve que morder el labio varias veces para no hacerlo...

Se nos van los minutos, las horas, el tiempo no cuenta cuando escucho su voz. Nos aislamos de todo y de todos.
Cuando ríe soy feliz, y si está triste o preocupado lo sé aunque no me lo diga, siento lo que le pasa en su voz, es como si lo leyera en un libro abierto.

Dos décadas tardaron los científicos japoneses en conseguir su auténtica murasaki; mi rosa azul también tiene 20 años. Es único, especial, precioso y el ser más importante de mi vida. 
Y cuando pienso que hoy hace un año un par de delincuentes pudieron arrebatármelo, privarme del placer de compartir con él sus sueños, sus cuitas, sus problemas, (que son los míos) sus alegrías y logros, me siento morir...

Pero sigues aquí, conmigo, y te adoro mi murasaki...

martes, 10 de abril de 2012

Olvido...

Se estaba olvidando de todo. De llamar a los que antes llamaba todos los días. De escribir a los que tenía que escribirle todos los días. De a poco se fue olvidando de los nombres. Solo dejó dos o tres o cuatro, de los más importantes, de los imposibles. Será decir que de los inolvidables, pero eso también es relativo. Se olvidó de los números de teléfono, de algunos amigos. Se olvidó de muchas palabras, tantas palabras, que a veces tuvo que dejar de pronunciar oraciones completas, porque no las encontró para seguir hablando. Luego, incluso, se olvidó de algunas letras y tuvo que decir palabras incompletas y eso le generó problemas de sentido. De dobles sentidos, mas bien. Se gastó más maniobras con las manos, para hacer saber que con “perr” quería decir “perro y no “perra”. Se le olvidaron las vocales y se le olvidaron cosas tan simples como coger el lápiz para escribir cualquier mamarracho de poema sobre la hoja vacía. Se estaba olvidando de todo. Un día cualquiera se olvidó de su segundo apellido. No del nombre ni del que le sigue. Solo el de la mitad. Se le olvidaron las rutinas: desayunar a las ocho, almorzar a las doce, comer a las seis, media mañana a las diez, media tarde a las treinta menos cuatro. Tanto se le olvidó que empezó a bañarse cuando ya estaba oscuro y a comer por la noche, cuando ella nunca, nunca jamás en la vida, probaba algo después de las ocho.
Fue desde ese día que todo empezó a quedarse en blanco. Ese día que blasfemó a siniestra y diestra y dijo que lo quería olvidar, que no quería volver a tenerlo en su memoria, ni en el rojo ese, ni en la planta de los pies. Y entonces le tiró el teléfono y le dijo que la batalla estaba perdida, que la guerra estaba perdida, que todo estaba perdido. Que ya no valía suplicar de rodillas, ni ninguna carta de amor. Ni siquiera si la escribía el propio Neruda. Que al diablo se fueran todas las mañesadas del amor. Que era el punto final y punto. Desde ese día, que le echó la maldición del olvido, el olvido empezó a hacer de las suyas y se fue llevando todo. Hasta el amor. Y el amor, que no es egoísta, hasta se la llevó a ella. De a poco se fue olvidando de todo. Lo primero fue el nombre de él. Después su apellido. El de la mitad.

martes, 3 de abril de 2012

BIENVENIDOS A LA LIBERTAD!!!!!!!

Estoy tan feliz, tan feliz, tan feliz!!!!!!!!!!!! 

No encuentro las palabras de alegría y emoción para describir lo que siento por la liberación ayer de los policías y militares secuestrados por las Farc, que llevaban catorce años pudriéndose en vida en las selvas de Colombia.

14 años se dice pronto ¿eh? Pero pongan el retrovisor y piensen en todo lo que han hecho en ese tiempo...
En mi caso por ejemplo, he cambiado de marido, profesión y países; mi hijo que era un niño que hacía lo que yo le indicaba, ahora es un hombre que toma sus propias decisiones; he aprendido otros idiomas; aunque no estoy a la vanguardia de todos los avances tecnológicos de hoy en día, por lo menos los aparatos tecnológicos comunes no me embisten; me han salido algunas canas y arruguitas, pero por suerte y bendita sea la cosmética existen los tintes y cremas; y así podría seguir hasta el infinito...

Los pasos de libertad
No fueron dos, tres o cuatro, como se especuló. Fueron los 10 últimos secuestrados de la Fuerza Pública -según las Farc- los que aterrizaron ayer en el aeropuerto Vanguardia de Villavicencio, a las 5:38 p.m.

Lentamente, lívidos, afeitados, vestidos con un overol verde militar y entre sonrisas y lágrimas, se fueron bajando, uno a uno, los militares Luis Alfonso Beltrán Franco, Luis Arturo Arcia, Robinson Salcedo Guarín y Luis Alfredo Moreno Chagüeza. También los policías Carlos José Duarte, César Augusto Lasso Monsalve, Jorge Trujillo Solarte, Jorge Humberto Romero, José Libardo Forero y Wilson Rojas Medina.

Todos, llevados del brazo por médicas del Ejército, fueron cruzando la pista de aterrizaje, agarrando bolsas, uno que otro bastón, colgando de la espalda, como capa, la bandera de Colombia y hasta acompañados por un zaíno o puerco de monte que llegó de la selva. Después pasaron a los requisitos de rutina y a las 6:28 p.m. salieron en un avión para Bogotá, al encuentro con sus familiares en el aeropuerto de Catam, adonde llegaron cercanas las 7 de la noche.

Según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), a eso de las 4:45 de la tarde partió el helicóptero de regreso a Villavicencio, desde algún punto selvático entre los departamentos de Guaviare y Meta. En ese momento ya habían dejado atrás las cadenas, un alivio para ellos y para toda su familia, que llevaban en zozobra entre 12 y 14 años.

Desde el aire la exsenadora Piedad Córdoba, dijo a través de Twitter: "Todos quieren saltar del helicóptero. Llegaron a la libertad, cumplimos y ahora seguimos por la #PazColombia".

"Esto es una gran alegría, (...) vamos a estar con mi hermano, finalmente libre", declaró Diego Fernando Lasso, el hermano menor del sargento mayor de la Policía, César Augusto Lasso Monsalva.

El sargento de la Policía, José Libardo Forero en el aeropuerto de Villavicencio aseguró que estaba bien de salud y que desde el 11 de noviembre de 2011 las Farc le notificaron que sería dejado en libertad.

"Estamos ansiosos después de tanto tiempo y todo el proceso ha sido difícil, porque en las anteriores liberaciones estuvimos esperando que su nombre estuviera incluido", afirmó Víctor Manuel Rojas Medina , hermano mayor del intendente Jefe de la Policía, Wilson Rojas Medina, al conocer la buena nueva para su familia.

Ahora empieza una nueva etapa para los cuatro militares y seis policías, héroes de nuestra patria, un camino que ni siquiera me atrevo a imaginar. El reencuentro con sus familias, tantas cosas nuevas que se encontrarán, alegrías y desengaños también, porque no todos tienen la fortaleza para esperarlos tanto tiempo...

Cuando alguien habla mucho se dice: "Este habla más que un perdido cuando aparece", pues en Colombia lo cambiamos por: "Este habla más que un secuestrado cuando lo han liberado".