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miércoles, 6 de junio de 2012

Oda a las brujas (pero no a las de mi categoría)

Mientras me desenredo (léanme salir de mis pruebas de catalán, fiestas de fin de curso y demás compromisos que tengo pendientes, etc.) y puedo postear algo mío, encontré ésto que cayó como anillo al dedo, sobre todo por una consulta que tuve ayer.

Besos Mágicos

"Veo como te quedas ahí, esperando. Haces un poco de mala cara. Tienes la esperanza de que su novia esta vez diga que no, que está cansada, que se quiere ir a dormir. Entonces, tú saltarías como una leona en celo y le dirías que, si quiere, pueden ir a dar una vuelta, que tú eres capaz de llevarlo hasta el fin del mundo, si quiere, o hasta el final del orgasmo si le parece, también. Y ella, como si tuviera un séptimo sentido de más, no se va. También espera. Él no dice nada, ni te mira, como quisieras que te mirara. Amistad, dice él, pero tú estás que te abalanzas, que le das besos, que le dices que deje a la novia. Los sueñas peleando y te atreves a un lance: ¿verdad que pelean mucho? Él dice no, rotundo. La verdad, parecen dos tórtolos enamorados, para decir las cosas mañemente, y ya te atreviste a decirle, en esas conversaciones tira perros que no se nota que, ella y él son el uno para el otro (en realidad crees que son tú y él). Sabes que es una manera de distraer al enemigo, pero se nota en la cara y en la boca: te chorrea la baba. La miras a ella, te miras a ti, te comparas. Igual de monas. Él no dice mucho, salvo el mismo trato que le da a cualquier amiga. Respiras y aún guardas la esperanza, aunque escribes en el Twitter que cada vez es más difícil. Te enojas. Esta noche tampoco será. Se fue con ella, como esa vez que te dejó plantada, vestida y alborotada, con el corazón a estallar y las intenciones exactas: darle un beso, zampárselo en la boca, declarársele casi al punto del matrimonio. Te gusta. A él, a veces. Por lo menos es la traducción de sus palabras, que acomodas a tus intenciones.

Esta noche tampoco será. Sueñas con él. Ese es el problema de las que están detrás. Demasiado fáciles en miradas. Demasiada baba junta. El problema es, sobre todo, enamorarse en solitario. Entonces te acuerdas de esa película: ¿Y a ti quién te persigue? Nadie. Nadie te persigue a ti. Y ahí es cuando sientes que el corazón te pincha. Has llegado tarde, otra vez"

3 comentarios:

Sergio dijo...

Bueno, es un gran texto pero no creo en ese nadie te persigue. Creo que a todo el mundo le persigue alguien pero es que hay persecuciones que se hacen tan en silencio que nunca se llegan a percibir. La de la consulta... ¿Era así, como una que quiere robarle el novio a otra? Pues que se prepare para sufrir porque los robos a veces son por unas horas o días pero robarlo al cien por cien y sólo para ella cuesta más. Hay más historias de estas que acaban mal que bien. Aunque yo que soy cotilla a no poder más me hubiese interesado más que nada por tu respuesta. Imagino que sería positiva porque si no, a qué consultarte, y que no le dijeras que los hombres son conformistas y comodones y que emprenden aventuras con la esperanza de que no sean más que aventuras. No siempre, claro, pero esta historia la he visto tanto... Casi estaría en el top 5 de historias que más he visto en mi entorno. En fín... Interesante.
Besos.

Novicia Dalila dijo...

Un beso muy fuerte, brujita mía.
Espero que hoy estés mejor :*

Anónimo dijo...

Annie,no eres bruja eres brujita!!!