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miércoles, 31 de enero de 2018

Superluna azul

Anoche salí a disfrutar de la superluna azul era un acontecimiento que no podía perderme ya que es un fenómeno que no se repite desde hace 150 años: Un eclipse lunar, una superluna, una luna de sangre y una luna azul, la próxima vez que ocurra será el 31 de enero de 2037. 

Di un largo paseo por tejados y azoteas, me columpié en ramas de árboles que no pierden sus hojas en el invierno y me quedé hechizado por la brillante luz de luna, se veía tan cercana que casi podía tocarla.


Cuando ya regresaba me dio por hacer malabares y piruetas en los balcones, desde que era un tierno pet ya era todo un funámbulo, si es que me viene de serie, y me llamó la atención ver a dos hombres que se encontraban sentados frente a un ordenador, muy concentrados al parecer.


De pronto el más guapo de ellos, un moreno de edad madura se levantó y se acercó a la ventana donde yo estaba, pero no me vio porque estaba absorto en su móvil y me dio la espalda. Como soy tan cotilla levanté mi cuello y alcancé a ver lo que hacía.
Le respondía un WhatsApp a una mujer diciéndole que no se preocupara, que todo estaba bien y que esa foto no iba a alterar para nada su relación.
Se quedó mirando el móvil y sonrió, como si le hiciera gracia que ella estuviera preocupada por esa tontería, o como si al pensar en ella se dijera para sus adentros que se comporta como una niña a pesar de que es una mujer madura.
Luego volvió a su silla y por su expresión, creo que se olvidó completamente del asunto.

Seguí con mi paseo un par de horas más con la luna alumbrando mi camino, fue una noche mágica como habían pronosticado, y quien sabe, puede que en el 2037 en mi séptima vida, me toque ver la próxima superluna azul. 

domingo, 28 de enero de 2018

El nuevo Salem

Estoy hasta el moño del #MeToo o #YoTambién en español, pues desde hace meses no pasa un día en que no salga en el noticiero o en redes sociales una nueva denuncia sobre acoso sexual, no necesariamente reciente, ya vale también la denuncia de la viejita que quiere mostrarle al mundo que ella una vez tuvo 20 años y un corazón vagabundo por el que alguno perdió la compostura.

De todos es conocido desde tiempo inmemorial que las actrices de Hollywood para ascender en sus carreras y alcanzar el estrellato anhelado debían aceptar propuestas indecorosas por llamarlas de alguna manera, o hacer cosas que no querían. Marilyn Monroe por ejemplo, de no haber posado desnuda para un calendario en los inicios de su carrera, haber accedido a dejar de llamarse Norma Jeane Baker, cortarse su melena y cambiar el color por el rubio platino que la acompaño hasta su prematura muerte, no sabríamos hoy por hoy quién era ella. 



Y estoy segura que si estuviera viva, la habríamos visto en la pasada entrega de los Globo de Oro vestida de negro como las demás actrices relatando en las entrevistas al igual que la mayoría de sus colegas, como fue víctima del acoso sexual de su agente/productor/director, da igual el que haya sido, quien le dijera que hiciera lo que hizo para impulsar su carrera como efectivamente ocurrió.

El año pasado en noviembre estuve en Medellín para asistir a un encuentro de egresados, hace 30 años que no nos veíamos y fue una experiencia maravillosa, ya tendré oportunidad de hablar de ello en otro post.
Estando allá, mi hermano me hizo caer en la cuenta que si quería de verdad regresarme a Colombia y establecerme de nuevo, este era el momento, pero cuando ya caí, faltaban 3 o 4 días para regresarme. Como no hay peor diligencia que la que no se hace, alcancé a dejar dos o tres currículum, uno de ellos a un compañero de la Universidad, parcero, que incluso también fue mi jefe inmediato en alguna oportunidad y que hemos mantenido el contacto siempre; cuando nos despedimos le dije como el bolero: "Si tú me dices ven, lo dejo todo" y me regresé muy ilusionada y hasta confiada en que me iba a salir algún empleo.
Esta es la hora que no me han llamado y seguramente no lo harán.

Pero en diciembre, mi amigo de toda la vida, mi parcero, me manda un WhatsApp: "Negra no he podido hablar todavía con V para lo tuyo, tranquila que estoy pendiente, vos sabes que yo más que nadie quiero que estés aquí. Mientras tanto mándame una fotico de esas tetas tan buenas que tenés, haceme ese favor sí?"
Le contesté partiéndome de risa pensando que era una broma suya y así estuvimos varios días, él insistiendo en la foto y yo contestando con risas, hasta que me puse seria y le dije: "Ve, ¿es que el trabajo depende de una puta foto de mis tetas?" No me contestó.
A la semana, o no sé, a los días, me escribió otra vez para decirme que V solo estaba recibiendo hojas de vida que vinieran autorizadas expresamente por el Gobernador, por tal razón no podía ayudarme, le di las gracias y seguimos siendo igual de amigos como siempre.

Cuando he comentado esto con amigas(os) se ofenden y me dicen que es un acosador, que horrible, que es asqueroso, etc., a mí no me lo parece, simplemente aprovechó la ocasión y no le salió y si yo le hubiera mandado la foto, pues se hace una paja y seguramente eso sería otra cosa más que estrecharía nuestra amistad, yo que sé, el caso es que el punto al que quiero llegar es que no voy a condenarlo por desearme sexualmente, ni por haber tenido ese desliz cuando nuestra amistad pesa mucho más y cuando yo tuve opción de decidir.

Por eso no soporto a las del movimiento #MeToo, porque decidieron en su momento que sí, que se sometían para alcanzar el éxito y ahora que lo tienen ¿se van de caza de brujas? 

lunes, 22 de enero de 2018

¿Coincidencia?


Si la población mundial actual según el último informe demográfico de las Naciones Unidas (2017) ronda los 7550 millones de personas, no puede ser coincidencia que a un par de nosotros nos pasen cosas parecidas, mas aún, me atrevo a decir que muchos de nosotros vivimos las mismas vidas como si existiéramos en universos paralelos.

A mi amigo S le sorprendió el año nuevo espiando a hurtadillas el Instagram de una ex y otra bloguera amiga, J, regresó a su tierra a pasar un tiempo con su familia y amigos luego de dos años de ausencia en un país al otro lado del charco.

Los dos contaban sus historias con su particular forma que me encanta y en ambas encontré tal similitud con lo que estoy viviendo ahora, que hasta me asusté. Me dije a mí misma: ¿Cómo puede ser que los tres estemos viviendo al mismo tiempo situaciones tan similares?

Pero luego cuando leí el dato de la población mundial me quedé tranquila, ya pienso como el antiguo refrán, ese que dice que Vicente va para donde va la gente, y así voy yo ahora, a donde me lleve la corriente...
De hecho esta entrada creo que iba de otra cosa, de escribir como me siento, el dilema que tengo ahora, sobre amor y desamor, pero son temas tan banales que mejor lo dejo aquí.